Disfrutando como un enano
Retomar la
bici con muchas ganas me produjo una fatiga excesiva. Durante la semana fui
reduciendo los esfuerzos hasta llegar al viernes y descansar por completo. Me dedique a limpiarla y al intentar enderezar el cambio con la
mano me cargue la patilla. Toda la mañana buscando una nueva y no fue
posible. Por la tarde me jugué una pachanga con mis hijas y sus amigas. Hacía
mucho que no le pegaba a una pelota y eso trajo consecuencias transitorias. Hoy
sábado no me quedo más remedio que salir con la mtb. Fui al complejo y allí ya
estaba esperando el grupo. Tiramos para Pechón. Me metí en mitad de grupo. Como
se dice comer (no llevaba nada), beber (agua) y a rueda. Limitando los
esfuerzos en los primeros repechos, dejándome caer para atrás, fueron pasando
los kilómetros. Las piernas aunque doloridas por el partidillo estaban
descansadas y fueron entrando en calor. A partir de La Madrid el ritmo aumento
y en San Vicente de la Barquera ya cogieron la cabeza Julio y Pitana y marcaron
un ritmo de crucero machacón pero llevadero para los que quedamos en el grupo. Comentar
que desde valles hasta casi San Vicente estuvo tirando el bueno de Ceci.
Cada vez que
pasamos por Pechón la vista se agudiza, se ven unos acantilados preciosos donde
los sueños se liberan, vaya momento.
Toda la
vuelta se la hacen los dos toretes antes mencionados y nos llevan en volandas
para casa. Chapeau por ellos.
Casi cien kilómetros
con la gorda a 31 km/h de media, ya lo sé a rueda, pero ahora es lo que hay.
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